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En tiempos de guerra, un pobre leñador y su esposa viven en un gran bosque. Un día, la mujer encuentra y salva a una niña, lo que trae cambios irrevocables a las vidas de la pareja y de aquellos cuyos caminos se cruzarán con la niña. Esta es la primera película de animación de Michel Hazanavičius. La Segunda Guerra Mundial es uno de los períodos más oscuros de la humanidad. Una época en la que la humanidad simplemente juró una guerra gris, cuando el mundo fue testigo de la crueldad humana. Una época en la que se prometió renacimiento, redención y paz. La mano de la fe simplemente golpeó a Europa de la forma más terrible habitual: la deuda de la Gran Guerra y la generación perdida que se elevó por encima de ella. El mundo no se detuvo por Schick, o al menos no solo por él, sino también por lo que hay debajo. Ante lo que hasta entonces era la mayor tragedia del mundo, se encuentra un futuro cada vez más sombrío. Alemania estaba devastada, acababa de perder la guerra, la fe de su gente y el poder de su imperio. Se juró venganza por la humillación. Unos años después de ese período increíblemente oscuro, vivía una modesta y anciana pareja de leñadores alemanes. El hombre va a talar árboles grandes y la mujer ata ramas pequeñas. Ambos pasan un duro día de trabajo para llegar a una pequeña cabaña en medio del bosque, donde los esperan una sopa y un perro viejo y cansado. Al no haber tenido hijos, la mujer reza a todo lo que existe, habiendo abandonado o nunca entendido a Dios. Reza al cielo, al árbol e incluso a los dioses del tren. Y un día los dioses del tren respondieron a sus oraciones. En ese rincón vacío del bosque, el tren atravesó la blanca nieve del invierno y llegó lenta pero tristemente a su terrible destino. Y un día, un bebé es arrojado desde el tren para que lo recoja una anciana del bosque. Algo despiadado para algunos, pero no para ella. Es una tragedia bellamente elaborada, una historia sobre la humanidad: el poder del amor dentro de ella que crea y sacrifica, y el lado inherentemente malvado que busca venganza y retribución. La película de animación de Michel Hanavici adopta un estilo sumamente cómico que te transporta al corazón de un bosque encantado, junto con un elenco de personajes único y un entorno sombrío de la Segunda Guerra Mundial, lo que la convierte en una de las películas más lacrimógenas del año. Una hermosa despedida a la ilustre carrera de Jean Louis Trintignant.